La mujer ha olvidado quien es, la naturaleza le ha dado una configuración cerebral dirigida hacia el exterior, para que pudiera adaptarse al medio y poder sobrevivir ella y toda su descendencia.
Con un gran área de comunicación que le facilita asimilar y ver la importancia de los gestos en los demás,…
Este cerebro tan dirigido hacia el exterior, tan útil para su supervivencia y adaptación al medio, le ha hecho buscar todo fuera de ella, desde sentirse querida, aceptada...
Ha arrinconado su esencia para tratar de imitar al hombre, desarrollando su aspecto masculino en el trabajo, en la sexualidad, en el cortejo,…ya que sólo ve posible su reconocimiento social y el mantenimiento de su auto-estima (supervivencia instintiva) si asimila los valores masculinos.
El lado masculino de la mujer, al que Jung llamaba ánimus, se ha sobredesarrollado en nuestra sociedad occidental, a costa de la Diosa Interior, que antes o después terminará pasando factura a la mujer en su lado emocional-sentimental, y a la relación de pareja que acusa el desequilibrio de su lado masculino y su lado femenino en las insatisfacciones y desencuentros.
El hombre es aparentemente feliz teniendo una compañera, una camarada de armas que comparte su ánimus, su iniciativa, su coraje guerrero hombro con hombro, su belicosidad, su asertividad, así como su ego irascible; un alter ego que ofrece su sexo de mujer con pulsiones masculinas. Pero en cierto momento (y llega) el hombre comienza a sentir hambre de feminidad, a echar en falta a la diosa que equilibre la balanza masculino-femenino de la relación…
… el ser que nosotros llamamos mujer no es la mujer. Es una degeneración, una copia. La esencia ya no está, el principio ya no está, nuestro gozo y nuestra salvación ya no están.
…Llamamos mujeres a seres que sólo tienen la apariencia de mujeres, tomamos en nuestros brazos imitaciones de una especie total o casi totalmente destruida.
…La mujer es rara, dice Giraudoux. La mayoría de los hombres se casan con una mediocre falsificación de hombre, un poco más marrullera, un poco más flexible, se casan consigo mismos. Se ven a sí mismos pasar por la calle, con un poco más de pecho, un poco más de caderas, todo envuelto en un jersey de seda, entonces se persiguen a sí mismos, se abrazan, se casan. Es menos frío, después de todo, que casarse con un espejo..
La Sorcière. Jules Michelet
Al perder los humanos la capacidad de regirse por su instinto, no han sabido acoplar la dinámica instintiva con la dinámica social, lo que da origen a mecanismos de defensa psíquico y neuromuscular que componen la coraza. O dicho en otros términos, la necesidad de adaptación crea una estructura neuromuscular que entre otras, tiene la función de evitar la angustia, pero como contrapartida genera una disminución de la capacidad de sentir el mundo y la vida. Hay una distonía neurovegetativa que ocasiona limitaciones en su capacidad de sentir y vivir el placer, constriñendo el abandono necesario para alcanzar la plenitud de la vida. La capacidad de expansión se encuentra reducida porque el yo se ha refugiado, protegido por la coraza.
Para la mujer, la afirmación de la feminidad no es buscar solamente un lugar en la sociedad, sino acordarse de su esencia para sentirse plena; necesita despertar su gracia femenina, y liberar la energía que fluye de su corazón y de su sexo al mundo.
En su memoria celular aún están por desempolvar los secretos que compartes con las sacerdotisas del antiguo Egipto o India para abrir el poder y el magnetismo de la energía femenina: belleza, armonía y sexualidad.
En esta incursión a su esencia necesitarás utilizar elementos de tu Intención: fuerza, dirección y claridad, para despejar los obstáculos que sabotean tus deseos, tus metas y tus sueños. Y así volver a conectar con la Diosa que llevas dentro…
La verdadera mujer, la que nos viene del fondo de los tiempos, la mujer que nos fue dada, pertenece totalmente a un universo extraño al del hombre. Ella brilla en el otro extremo de la Creación, conoce los secretos de las aguas, las piedras, las plantas y los animales. Ella mira directamente al Sol y ve claro en la noche, posee las claves de la salud, del reposo, de las armonías de la materia…que espera al hombre para recomenzar el paraíso terrestre.
…la mujer, la verdadera, es la que hace al hombre más de lo que es. A ella le basta existir para ser con plenitud. El hombre debe pasar por ella para pasar al ser.
…la mujer debe hacerse consciente de la Mujer que duerme en ella… que comprenda lo que ella es verdaderamente, que lo transmita en su visión de sí misma y del mundo, que lo integre en su vida… Su misterio es la fuerza creadora que reside en ella…
Tantra el culto de lo femenino - André Van Lysebeth
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