MITO DE ATALANTA
Atalanta fue una heroína cuyo valor y capacidades como cazadora y corredora de fondo eran similares a las de cualquier hombre. Había sido abandonada en la cumbre de una montaña cuando nació, fue criada y amamantada por una osa, hasta crecer para convertirse en una hermosa mujer. Muchos pretendientes llegaron a aquella montaña a pedir su mano, pero ella los rechazó a todos.
Cuando surgió el clamor popular de que escogiera entre los más valerosos, ella dijo que se casaría con aquel hombre que pudiera vencerla en una carrera a pie. Si no lograba vencerla perdería entonces la vida. Se fue celebrando carrera tras carrera y Atalanta siempre ganaba.
Finalmente el nada atlético Hipómenes, que la amaba verdaderamente desde hacía años decidió participar en la carrera aunque probablemente le fuera la vida en ello. La noche anterior a la carrera pidió ayuda a Afrodita, diosa del amor. Ésta oyó su plegaria y le dió tres manzanas de oro para que las fuera utilizando en la carrera. En los inicios de la carrera, Hipómenes arrojó su primera manzana al paso de Atalanta, la manzana de la conciencia del paso del tiempo. Ésta quedó absorvida por la belleza resplandeciente de la manzana y disminuyó su velocidad para recogerla. Hipómenes la adelantó en la carrera, mientras Atalanta comtemplaba fijamente la manzana en su mano. Reflejada en ella vió su rostro distorsionado por las curvas, y entonces: "Este es el aspecto que tendré cuando sea anciana, pensó para si".
Muchas mujeres activas no son conscientes del paso del tiempo hasta un momento preciso en la mitad de su vida, cuando se desvanecen los desafíos de la competición o la persecución de metas. Entonces es cuando se dan cuenta de que no son la eterna juventud y reflexionan sobre el curso que llevan sus vidas y a dónde las están llevando. La carrera prosiguió no sin sobresaltos, es cuando Hipómenes viendo que Atalanta le adelantaba y aventajaba en unos metros decidió lanzar la segunda manzana, la manzana de la importancia del amor, Atalanta tan ensimismada en la carrera seguía ganando sin esfuerzo alguno.
Cuando de repente se detuvo para recoger la manzana y comenzaron a surgirle recuerdos de sus anteriores amores fallecidos, como sus familiares, amado y animales a los que adoraba. La añoranzas de la cercanía fisica y emocional fueron agitadas por Afrodita que combinadas con la conciencia de que el tiempo pasa, el foco de atención habitual en una mujer de tipo Artemisa se desvía hacia una nueva mayor receptividad al amor y la intimidad. Cuándo apenas quedában unos cien metros para llegar a la meta, Atalanta se aproximába a Hipómenes, estando paralelos durante muchos metros.
Ya estaba a punto de sobrepasarle y ganarle como a cualquier otro atleta más, cuando Hipómenes dejó caer la tercera manzana, la manzana del instinto de procreación y creatividad. Atalanta dudó por un instante, ¿tenía que cruzar la línea de llegada y ganar entonces la carrera o por el contrario tomar la manzana y perder? Atalanta escogió recoger la manzana y en el momento justo en que Hipómenes cruzaba la línea de llegada para ganar la carrera se sintio lleno al considerar que no ganaba si no que Atalanta sería su compañera ideal el resto de su vida.
El instinto de procreación de Afrodita, favorecido por Deméter, calma a muchas mujeres activas, centradas en la consecución de objetivos, en los años anteriores a la mitad de la vida. Muchas veces las mujeres orientadas exclusivamente a una profesión son sorprendidas por la llamada imperiosa a la procreación. La tercera manzana también representa algo diferente a la creatividad biológica. La consecución de objetivos quizá se vuelva menos importante después de la mitad de la vida. En su lugar la capacidad de procrear se dirige a transformar la experiencia en alguna forma de expresión personal.
Una vez que Atalanta reconoce el amor, ella misma, tendrá momentos en los que deberá decidir qué es lo más importante para ella misma. Hipómenes se caso después con ella; pero fueron convertidos en león y en leona por haber profanado un santuario de Zeus.
Las Diosas de cada Mujer - Jean Shinoda Bolen
Mujeres Al Fuego
Celebrando Energia Femenina 2012
http://www.facebook.com/mujeresalfuegousa
Atalanta fue una heroína cuyo valor y capacidades como cazadora y corredora de fondo eran similares a las de cualquier hombre. Había sido abandonada en la cumbre de una montaña cuando nació, fue criada y amamantada por una osa, hasta crecer para convertirse en una hermosa mujer. Muchos pretendientes llegaron a aquella montaña a pedir su mano, pero ella los rechazó a todos.
Cuando surgió el clamor popular de que escogiera entre los más valerosos, ella dijo que se casaría con aquel hombre que pudiera vencerla en una carrera a pie. Si no lograba vencerla perdería entonces la vida. Se fue celebrando carrera tras carrera y Atalanta siempre ganaba.
Finalmente el nada atlético Hipómenes, que la amaba verdaderamente desde hacía años decidió participar en la carrera aunque probablemente le fuera la vida en ello. La noche anterior a la carrera pidió ayuda a Afrodita, diosa del amor. Ésta oyó su plegaria y le dió tres manzanas de oro para que las fuera utilizando en la carrera. En los inicios de la carrera, Hipómenes arrojó su primera manzana al paso de Atalanta, la manzana de la conciencia del paso del tiempo. Ésta quedó absorvida por la belleza resplandeciente de la manzana y disminuyó su velocidad para recogerla. Hipómenes la adelantó en la carrera, mientras Atalanta comtemplaba fijamente la manzana en su mano. Reflejada en ella vió su rostro distorsionado por las curvas, y entonces: "Este es el aspecto que tendré cuando sea anciana, pensó para si".
Muchas mujeres activas no son conscientes del paso del tiempo hasta un momento preciso en la mitad de su vida, cuando se desvanecen los desafíos de la competición o la persecución de metas. Entonces es cuando se dan cuenta de que no son la eterna juventud y reflexionan sobre el curso que llevan sus vidas y a dónde las están llevando. La carrera prosiguió no sin sobresaltos, es cuando Hipómenes viendo que Atalanta le adelantaba y aventajaba en unos metros decidió lanzar la segunda manzana, la manzana de la importancia del amor, Atalanta tan ensimismada en la carrera seguía ganando sin esfuerzo alguno.
Cuando de repente se detuvo para recoger la manzana y comenzaron a surgirle recuerdos de sus anteriores amores fallecidos, como sus familiares, amado y animales a los que adoraba. La añoranzas de la cercanía fisica y emocional fueron agitadas por Afrodita que combinadas con la conciencia de que el tiempo pasa, el foco de atención habitual en una mujer de tipo Artemisa se desvía hacia una nueva mayor receptividad al amor y la intimidad. Cuándo apenas quedában unos cien metros para llegar a la meta, Atalanta se aproximába a Hipómenes, estando paralelos durante muchos metros.
Ya estaba a punto de sobrepasarle y ganarle como a cualquier otro atleta más, cuando Hipómenes dejó caer la tercera manzana, la manzana del instinto de procreación y creatividad. Atalanta dudó por un instante, ¿tenía que cruzar la línea de llegada y ganar entonces la carrera o por el contrario tomar la manzana y perder? Atalanta escogió recoger la manzana y en el momento justo en que Hipómenes cruzaba la línea de llegada para ganar la carrera se sintio lleno al considerar que no ganaba si no que Atalanta sería su compañera ideal el resto de su vida.
El instinto de procreación de Afrodita, favorecido por Deméter, calma a muchas mujeres activas, centradas en la consecución de objetivos, en los años anteriores a la mitad de la vida. Muchas veces las mujeres orientadas exclusivamente a una profesión son sorprendidas por la llamada imperiosa a la procreación. La tercera manzana también representa algo diferente a la creatividad biológica. La consecución de objetivos quizá se vuelva menos importante después de la mitad de la vida. En su lugar la capacidad de procrear se dirige a transformar la experiencia en alguna forma de expresión personal.
Una vez que Atalanta reconoce el amor, ella misma, tendrá momentos en los que deberá decidir qué es lo más importante para ella misma. Hipómenes se caso después con ella; pero fueron convertidos en león y en leona por haber profanado un santuario de Zeus.
Las Diosas de cada Mujer - Jean Shinoda Bolen
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